Pez sierra: hábitat y características
El pez sierra fué usado con distintos fundamentos, comenzando desde recreación, como trofeos y para acuarios, hasta adjudicándose usos medicinales y como manjar exótico. Los costos de alguno de estos enormes animales tienen la posibilidad de lograr bastante más de los 10 000 USD.
Con una fachada similar a la de un tiburón, el pez sierra es una clase que resalta por tener el hocico alargado y “aserrado”. Más allá de que en algunos sitios se confunden con los tiburones sierra, estos organismos están más emparentados con las rayas y batoideos.
De forma alarmante, las ciudades de este pez se han achicado con el tiempo. Más triste es todavía que, sin importar ello, por el momento permanezca la venta de esta clase a costos exorbitantes. Esto ha conllevado que el comercio en todo el mundo se vuelva un aspecto de prominente peligro para el pez sierra, lo que dió como resultado que esté en riesgo critico.
Para evadir confusiones, en este artículo nos centraremos en la clase Pristis pectinata, que forma parte a una de los grupos más amenazados de peces, la familia Pristidae. Sigue leyendo y conoce más sobre este animal acuático.
¿Dónde vive el pez sierra?
Este animal se puede hallar en costas y estuarios de las zonas tropicales o subtropicales, dentro del mar Atlántico. Además hay registros de su presencia cerca de la costa este de África, USA, Golfo de México y Uruguay. No obstante, según una investigación que se publicó en la revista científica Endangered Species Research, el pez sierra puede haberse limitado a un 20 % de su organización original.
Hoy en día, únicamente se le puede ver cerca de las Bahamas o en las costas de Florida (Estados Unidos). En esta ultima zona, estudiosos del parque nacional de Everglades hallaron una población persistente, que inclusive podría estar creciendo lentamente. Esto se ve ser esperanzador, debido a que amplía el tiempo que se tiene para lograr socorrer a la clase.
Características físicas
Su coloración tiene variantes entre marrón y azul-gris, pero con un vientre claro. Tiene sus aletas pectorales con apariencia de ala, como las de los batoideos, y recibe su nombre pristis gracias a la forma de “sierra” que tiene en la cabeza.
Por otro lado, los peces sierra forman parte al grupo de los condrictios, por lo cual distribuyen más que solo el aspecto con ellos. Tienen la posibilidad de exceder los 600 centímetros de longitud y lograr más allá 350 kilos. Su esqueleto está conformado por cartílago, que fusiona la parte de la cabeza, del pecho y hocico en un enorme disco con apariencia de diamante.
Aunque parezca raro, los picos que se ven cerca del hocico son de todos modos tipos de dientes primitivos, cuya forma asemeja a la de una motosierra. En total, un ejemplar muestra de 22 a 29 piezas dentarias en su protrusión cefálica. No obstante, esta composición no pertenece a su boca y solo es una proyección de su cráneo —o visto de otra forma, una “nariz” muy larga—.
Debido a que la mayoría de su cabeza está aplanada, en la parte de arriba se distinguen a fácil vista sus ojos y su espiráculo. En relación a la visión del vientre, observamos su boca, que tiene numerosas filas de dientes en sus mandíbulas.
Comportamiento del pez sierra
Esta clase puede moverse en agua dulce y salada, por lo cual llega a habitar bahías, lagunas, estuarios y algunas desembocaduras de ríos y lagos. Gracias a que este organismo elige las ubicaciones superficiales, no es habitual encontrarlo más allá de los 10 metros de hondura. De hecho, en algunas ocasiones se ven ejemplares descansando en la arena o lodo, a pocos metros de la área.
Los hábitos de este pez cambian en relación en qué región se encuentre y con qué otras especies conviva. Entre otras cosas, si el ejemplar se lleva a cabo cerca de la desembocadura de un rio, su accionar será diferente del que vivió toda su historia en mar abierto.
Además, además hay diferencias en su accionar en relación su edad o madurez. En tanto que los mayores tienen hábitos más distintos y erráticos, los de los adolescentes son más equilibrados y reconocibles.
Una prueba de esto es la conjetura de que esta clase puede enseñar accionar migratorio. No obstante, no se pudo corroborar esto, gracias a que los ejemplares que enseñaron este patrón no lograron ser recapturados. Se ve que solo los mayores tienen este accionar, en tanto que los adolescentes no.
Alimentación del pez sierra
Sus dieta primordial radica en sardinas, jureles, salmones y rayas, etc peces, además de una extensa variedad de moluscos invertebrados chicos. Su primordial procedimiento de caza radica en usar su hocico a forma de espada, moviéndola por todos lados para lastimar e incapacitar a su presa.
Además, esta sierra les se utiliza para “arar” la arena o el lodo, con el objetivo de sacar a invertebrados que estuvieran escondidos en el sitio.
Reproducción del pez sierra
El pez sierra se considera un animal ovovivíparo, lo que supone que el embrión consume un saco vitelino, pero es retenido en el vientre de la madre hasta que nace. Este período reproductivo es bianual, debido a que la hembra ocupa un año en prepararse para el embarazo y un año más en la gestación. Por su lado, las camadas llegan a estar compuestas por grupos de entre 7 y 14 crías.
Con respecto al parto, no parecen existir temporadas establecidas, por lo cual se cree que este pez puede reproducirse en algún temporada del año. Posterior a esto, las crías no alcanzan su madurez hasta los 7 u 11 años. Estas propiedades son las que dificultan el sostener su población permanente, debido a que tienen que pasar numerosos años antes de que logren ser capaces de copular.
Cuando todo se ve perdido, hace aparición novedosa información de la clase que pudiera cambiar las cosas en busca de la clase. En 2015, se documento el primer caso de reproducción partenogenética en un ejemplar de pez sierra. Los investigadores a cargo del hallazgo han publicado sus hallazgos en la revista Current Biology.
Estado de conservación
El período de vida de este organismo es muy extenso, razón por la cual no puede llevar a cabo frente a la sobreexplotación de la que fué victima. Aunado a esto, el calentamiento global, la contaminación y devastación de su hábitat, la pesca, el comercio en todo el mundo y los catástrofes naturales han mermado muy su población.
Paralelamente, esto además juega en su contra, debido a que al tener poca proporción de ejemplares, es imposible conseguir información para contribuir a la clase. Esto se origina por la contrariedad para hallar, seguir y considerar a los organismos, lo que impide accionar para resarcir los perjuicios. Por esto, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha clasificado a este pez como “En riesgo crítico (CE)”.
Una clase más en peligro
En este punto, se nota con seguridad que el hombre pertenece a los responsables directos por la desaparición de distintas especies. Es más, sin importar saberlo, nuestra clase todavía sigue estropeando cada vez más su medio, ocasionando inconvenientes a todo el ecosistema y también a sí mismo.
No obstante, todavía nos encontramos a tiempo de resarcir numerosos inconvenientes y socorrer a especies como esta de la alarmante circunstancia donde están. Reportar, comprender y publicar siempre es lo primero que hay que hacer antes de accionar.
Deja una respuesta
Sigue leyendo